miércoles, 22 de abril de 2009

La Carta

En un punto extraño, ahí donde bulle el por qué de las sensaciones, se moldeo en un cosquilleo un hilo de voz.
Su hebra infinitamente incontrolable se extendió en dulces palabras estampadas en papeles blancos en vías de amarillarse con los otoños de la melancolía.
Suena en lo sereno, en el zumbido de las estelas del mar, dando acordes de luz contra las cuerdas del brillo de tus ojos para así derramar la lluvia mas hermosa sobre el jardín de las oraciones.
La hoja informante de mi alma se refresca en tu registro mas puro, soltando en los puntos y en las comas del espacio, tu aire recortado en suspiros, que rompe en ecos contra las paredes gigantes de mi amor.
Y sigue disparada por el propio laberinto de mis frases, como un espectro fluido de los azules de la tinta, que espanta y atropella el blanco hielo del silencio y te habla.
Enteramente corre y resistida se contiene, se anuda en resumen sobre el margen y drena como purificadora de tu corazón-continente el océano de distancias que nos elude.
En el sobre de la vida se encierra nuestro amor para leerse nuevo y florecido sobre la tibieza de tus manos.

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