Existe un muelle al borde de la taza, donde bocas piratas amarran sus labios por instantes, con el solo fin de robar de a traguitos sus mares contenidos.
viernes, 27 de abril de 2012
Abur
Una inmensidad pudo caber en el finito hilvanar de una palabra tan chiquita, para que yo me enrede y me envuelva como capullo a llorar, llorarte, llorar y llorarme.
Me tejo de vos y me destejo de mí, mientras tiemblo helado en el abrigo de tu abrazo que se vuela.
Apretado y latente me como mi propio amor y me enfrío.
3 comentarios:
Es una de las mejores despedidas que he leído :). Para llorarte y llorarme ahora que estoy sin él...
un abrazo
te enlacé desde el blog de Emilia.
:)
Coincido con el anterior comentario. Beijinhos.
Uuff, tiempo sin leerte, volver y llorar un poco.
Son de esas palabras que duelen.
Abrazo!
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